El estrés crónico altera significativamente los niveles de azúcar en sangre, lo que puede aumentar el riesgo de desarrollar trastornos metabólicos como la prediabetes y la diabetes tipo 2. Este efecto se debe a la liberación prolongada de hormonas del estrés, principalmente cortisol y adrenalina, que elevan la glucosa circulante y dificultan la acción de la insulina, generando resistencia a esta hormona. Además, el estrés contribuye a la acumulación de grasa visceral y puede modificar hábitos alimentarios, como el consumo de alimentos altos en azúcares y carbohidratos, agravando aún más el impacto metabólico. El manejo adecuado del estrés mediante un buen descanso, hábitos alimentarios saludables y estrategias de regulación emocional es esencial para mantener el equilibrio glucémico y prevenir complicaciones crónicas[1].
Diversos especialistas coinciden en que el estrés no solo afecta a las personas con diabetes sino también a quienes buscan evitarla, pues la exposición continua a este factor altera el metabolismo y la sensibilidad celular a la insulina. Las dificultades para conciliar un descanso reparador, los cambios psicológicos asociados y la alimentación emocional resultan ser mecanismos clave en este proceso. Por ello, la prevención y el tratamiento integral del estrés constituyen una herramienta fundamental en la salud metabólica y cardiovascular[1][2][3].
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Fuente: infobae.com/salud/2025/12/01/como-el-estres-altera-el-azucar-en-sangre-y-aumenta-el-riesgo-metabolico-segun-especialistas