**Publicación para Blog Médico**
Mantenerse hidratado es un pilar esencial en el manejo de la diabetes. Una adecuada ingesta de agua ayuda a regular los niveles de glucosa en sangre, ya que facilita la eliminación del exceso de azúcar a través de la orina[4][8]. Además, previene complicaciones como la deshidratación, frecuente en casos de hiperglucemia debido a la diuresis osmótica[4], y reduce el riesgo de infecciones urinarias, un problema común en pacientes diabéticos[5]. Para quienes presentan resistencia a la insulina, la hidratación optimiza el metabolismo y mejora la sensibilidad a esta hormona, según estudios citados en el *International Journal of Exercise Science*[8].
Como estrategia práctica, se recomienda consumir agua de forma constante durante el día, incluso antes de sentir sed. Incluir bebidas sin azúcar añadido o infusiones naturales puede complementar la hidratación. Evitar bebidas deportivas con alto contenido de glucosa[3] y priorizar el agua simple es clave para no alterar los niveles de glucosa.
Este hábito, junto con una alimentación equilibrada y actividad física regular, forma parte de un enfoque integral para el control glucémico.
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**Fuente:** Adaptado de *EatingWell* y estudios mencionados en *International Journal of Exercise Science*.
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*Nota: La publicación mantiene un tono médico preciso, con recomendaciones basadas en evidencia y lenguaje accesible para pacientes. Los hashtags incluyen términos relevantes identificados en análisis de tendencias[6][7], priorizando aquellos con alcance médico y educativo.*